Una historia de amarre de amor

Era un día de otoño, las hojas caían de los árboles, la brisa estaba en su mejor punto, las tiendas empezaban a decorar de Halloween las vitrinas y Sara se encontraba paseando por el centro de Valencia en búsqueda de una bufanda negra. Luego de varios recorridos por diversas tiendas Sara consigue la prenda que tanto quería, una bufanda de lana negra. Al salir del local Sara se pone la bufanda y una brisa abismal se la arrebata del cuello y la hace volar por los cielos sin contemplación.

Varias cuadras tuvo que correr Sara para poder coger a su tan deseada bufanda, la sorpresa fue que cuando al final logró atraparla sus manos se cruzaron con las manos de un hombre que ahora se unen por culpa de un fuerte hechizo de amor. Roberto era un Turista Italiano que pasaba por pura casualidad en el momento justo en el que la bufanda aterrizaba sutilmente por la parada de taxi.

Sara y Roberto cruzaron por primera vez sus miradas, Sara cayó derretida en cuanto vió sus ojos, sentía que le faltaba el aliento, estaba frente a un hombre apuesto, elegante y con mucha clase. Por su parte Roberto la miró muy normal y le regaló una sutil sonrisa por pura cordialidad. Sara sentía que no podía dejar que se fuera sin saber un poco más de él, así que con un gracias y mucho coqueteo  empezó una atrevida y provocadora conversación que continuó con un café, luego con una caminata por el centro y finalizando en la puerta del Hotel del atractivo Italiano.

Ella sentía que no se podía separar de él, necesitaba estar más cerca, quería conocer su habitación el mismo día que lo conoció a él, así que solo bastó con mirarlo y el hombre captó la señal, era momento de subir de nivel, Sara quería una aventura y él también; En cuanto Sara entró a la habitación de hotel entregó su alma al diablo, porque este hombre no sentía la misma sensación que ella, a diferencia de Sara nunca la miró con deseo, solo estaba pasando el tiempo, esta joven para él era una parte más del tour de Valencia, en cambio Sara ya se estaba creando una historia de amor desenfrenada.

Al siguiente día Roberto se despide, coge sus maletas y le deja apuntado el número de su móvil en un papel, salió rápidamente por la puerta y casi ni la mira. Sara se sintió abrumada, sorprendida pero satisfecha porque tenía su número de teléfono, para ella era algo importante, de seguro lo llamaría y de inmediato le contestaría. Pero…¿Cuál fue la sorpresa? Sara llamó, llamó, llamó, una y otra vez y Roberto nunca le contestó, el número era falso, Sara estaba destrozada, lloró tanto que se quedó sin lágrimas, sólo tenía el consuelo de una foto que tenía en su móvil donde posaba con Roberto y dos copas de vino. Esta joven estaba locamente enamorada y ni ella misma entendía este sentimiento.